En tinta china
Por: Luis Efrén.
Como día del amor y la amistad, así se ha designado desde hace muchos años incluso varios siglos- al 14 de febrero, una celebración que como vemos hoy día, pone en aprietos a muchos que se rompen la cabeza para saber qué regalarle a su pareja o a sus amigos queridos. Y es que se ha convertido, como tantas otras fiestas, en una fiesta de la mercadotecnia y muy lejos quedó el sentido inicial. En efecto, aunque muchos lo ignoren, la de San Valentín es una fiesta católica y aquel un santo de los primeros tiempos del cristianismo. Fue aquel santo Obispo quien sin querer origina esta festividad de los novios, esposos y amigos, incluso hoy de los compañeros de trabajo.
Pidamos que San Valentín sea no sólo el protector de los enamorados y amigos, sino sobre todo un ejemplo, pues él con valentía supo enfrentar a quienes pretendían socavar el cristianismo como sucede hoy, cuando desde muchos ámbitos quieren que se borre cualquier cosa que tenga que ver con Cristo y su Iglesia.
Hermanos, el próximo 17 de febrero iniciamos una etapa más del Año Litúrgico: la Cuaresma. Nos prepara ésta a la celebración de la Pascua, centro de nuestra fe. Con el Miércoles de Ceniza iniciamos un nuevo camino de conversión y penitencia, las prácticas del ayuno y la abstinencia durante ese día, nos ayudarán a entender qué es para el cristiano la Cuaresma, pues ambos nos invitan a renunciar a algo, a sentir un vacío que sólo Dios pueda llenar. Muchos estamos tan acostumbrados a comer bien, a no sentir hambre, y si la sentimos, inmediatamente buscamos saciarla con cualquier chuchería. Así ocurre con todo lo demás, y cuando las cosas no salen como nosotros queremos, recurrimos ya no a Dios, sino a rellenos que nos sacien pasajeramente. Por ejemplo, se recurre a charlatanes que se hacen pasar como conocedores del destino; a ellos se les solicitan “trabajos”, “amarres”, “curaciones”. Se recurre a adivinos, a la lectura de las cartas, del tarot, a supuestos conocedores del futuro, a gente que invoque sobre el cliente ingenuo la “prosperidad”. También, a veces echan el anzuelo miembros de comunidades cristianas o sectas que no son católicas, y muchos van corriendo a ellas porque “allí hablan bien bonito”, “es que entre ellos sí se ayudan”, en vez de quedarnos en la Iglesia y ser luz para nuestros hermanos, en vez de asistir con amor a la Eucaristía a recibir la vida del Señor que se nos da en el Pan, y ni se ve ni se ayuda en todas las obras que la Iglesia hace a favor de los necesitados.
La situación actual ha puesto a prueba la fe de la Iglesia, con los templos cerrados, sin Sacramentos, sin posibilidad tanto tiempo de que los fieles, asistan y se alimenten del Pan y de la Palabra de vida. Aprovechemos, mientras sea posible, que las iglesias están abiertas. ¡Aprovechemos el tiempo! Porque sigue estando escrito: “Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces sí ayunarán” (Mt 9,15). Que el Señor dirija nuestros pasos.