En tinta china
Por: Luis Efrén.
En 1988, al clausurar las celebraciones del Año Mariano por los 2000 años del nacimiento de la Santísima Virgen María, el Papa San Juan Pablo II publicó la carta apostólica Mulieris dignitatem: La dignidad de la mujer. Vale mucho hoy en día recordar este documento magisterial, sobre todo frente a las muchas iniciativas de apoyo a las mujeres, máxime hoy que celebramos en todo el orbe el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Precisamente, con ocasión de dicha conmemoración, quisimos en Notidiócesis que en el presente número, el tema de las mujeres fuera preponderante.
Muchos colectivos pro feministas, han aprovechado el 8 de marzo para convocar marchas y un “paro nacional de mujeres” el día 9: es una manera de protestar por la violencia en ascenso contra las mujeres. No obstante, resulta absurdo que precisamente varios de esos colectivos promueven a diestra y siniestra el aborto, que es violencia contra dos personas: la madre y el niño que aún no nace.
Presentamos aquí las opiniones de diversas mujeres sobre esto paro, un artículo sobre el feminismo auténtico y otras notas relevantes sobre el tema. Al final de estas páginas, Monseñor Constancio Miranda manda un mensaje a todas las mujeres, definiendo el papel de ellas en la Iglesia como “una bendición”.
Pero como todos sabemos y sería incoherente no aceptarlo, la violencia se da contra todos: hombres, mujeres, niños, niñas, ancianos, ancianas. Y para confirmarlo, le presentamos los reveladores datos de las estadísticas sobre las muertes violentas en México del 2015-2018.
Así pues, con mayor énfasis los días 8 y 9 de marzo, Notidiócesis hace un llamado a la oración por el fin de toda violencia contra hombres y mujeres, por el fin del aborto -estamos en los 40 días por la vida-, y por el fin de todas aquellas ideologías o seudo política que promuevan muerte y destrucción de vidas humanas. Oremos con la oración que los obispos mexicanos han promovido para implorar el cese de la violencia.
Para terminar, recuerdo el libro del Génesis, donde el escritor sagrado señala: “LOS CREÓ VARÓN Y MUJER. Y los bendijo, diciéndoles: ‘Sean fecundos, multiplíquense'”. De este modo se indica la igualdad en dignidad que tienen como personas, y la tarea principal de ambos: estar unidos y ser fecundos, pues siendo dos se hacen uno para dar la vida, la vida de sus hijos. Y también la vida de la sociedad.
Que el Señor dirija nuestros pasos.